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Aquí encontrareís distintos relatos escritos por Fayna para distintas Webs y revistas digitales.

Tan solo un paseíto

 

No puedo evitar sonreír. Hace ya un buen rato que empecé a sentirme de esta manera. Siempre he sido una persona bastante práctica, así que me extrañó tanto este nuevo bienestar y esta repentina lucidez , que tuve que intentar buscarles una causa. Y entonces, hasta el recelo que siempre me ha acompañado a lo largo de toda mi vida, manifestándose incluso en las situaciones más felices de mi existencia, desapareció. Se diluyó sin más. Y ahora sólo me dejo llevar por este estado de calma y plenitud que se ha posado sobre mi como una manta caliente.

Cuando mi madre me ofreció llevarme en coche al trabajo al salir de su casa, le dije que no. Me apetecía de verdad ir andando. Siempre me ha gustado el olor a leña que impregna el aire de principios de otoño y caminar con la punta de la nariz helada y las manos calentitas en los bolsillos de mi abrigo, me aporta algo de nostalgia infantil que me encanta. Además, ir dando un paseíto no me venía nada mal para despejarme las ideas. Últimamente mi vida está hecha un lío. Y es que tengo la malsana sensación de depender de muchas cosas y personas que sé que son nocivas para mí, aunque la verdad es que no sé cómo cortar los hilos que me atan a todo lo que me hace sentir mal. Dependo de un trabajo de mierda en una zapatería en la que mi jefe me trata de forma vejatoria, poniendo sus manazas de viejo verde dónde no debe siempre que tiene ocasión. Pero tengo que pagar el alquiler y el trabajo no es que abunde mucho por aquí. También dependo de una relación amorosa en la que me a menudo me siento una esclava. Mi novio Alberto exige demasiado sin ofrecer nada a cambio y no es raro verme con el móvil en la mano, esperando una llamada que no llega mientras me hincho a comer chocolate y palomitas. Sin hablar de las escenitas de celos injustificados que tengo que aguantar, hasta el punto de que la última vez que sucedió, incluso se le fue la mano. La verdad es que la bofetada sigue dando vueltas en mi cabeza desde que me la dio. Hoy casi se lo cuento a mamá, pero no me atreví.. Después de todo, ella es tan buena que no se merece que le dé ese disgusto y yo ya soy lo bastante mayorcita como para solucionar mis propios problemas sola. A mi madre le gusta quedarse en la puerta de casa para despedirme y lo hace hasta que desaparezco por la primera esquina. Hoy lo ha hecho como siempre, pese al frio que hacía en la calle. Ella iba en bata y pude darme cuenta de que la pobre estaba tiritando mientras me decía adiós con la mano. Te quiero mamá, eres lo único autentico que tengo en mi vida.

Pero desde hace un rato todo lo que me atenaza, todo lo que me hiere, ha empezado a dejar de pesar. Me siento tan bien que ahora podría echarme a reír sola por la calle, como esas locas que señalan con el dedo por las plazas de los pueblos. Ya todo está tan claro, que sé que cuando llegue al trabajo será para despedirme. Acelero el paso, impaciente por llegar y mandar a paseo al viejo verde y ver la cara que se le queda. Además, sé perfectamente lo primero que voy a hacer tras despedirme. Llamaré a Alberto para decirle que no quiero volver a verlo. Me siento fuerte, me siento lo suficientemente valiente para expulsar todo lo negativo de mi vida y afrontar las consecuencias, que por otra parte no serán nunca tan malas como seguir aguantando todo lo que envenena mis días y mis noches. Esta paz que me llena ahora me permite ver las cosas  desde arriba, como si mi vida fuese un juego de mesa en el que desde esta nueva perspectiva, yo fuese capaz de saber exactamente dónde mover las fichas para ganar la partida.

Sirenas. Debe de haber pasado algo grave porque se escuchan sonando, no muy lejos de aquí. Ese sonido siempre me ha puesto los pelos de punta ya que siempre anuncia algo malo. Y ahora se escuchan cada vez más cerca, aunque sorprendentemente mi nueva paz interior no se desvanece ni un ápice.

Necesito hablar con mamá. Me siento como una persona nueva y tengo muchas ganas de compartir todos estos pensamientos y decisiones con ella. Pero.. ¿dónde está mi bolso?

Siempre que lo pierdo de vista me suelo asustar y mi corazón acusa el golpe yendo a todo trapo. Pero lo cierto es que no me asusto demasiado, tan sólo me concentro en intentar recordar, pero por más que lo intento no consigo hacer memoria. ¿Lo habré dejado en casa de mi madre? La verdad es que ni siquiera recuerdo si lo llevaba antes de llegar allí. Y si me apuran, ni tan siquiera recuerdo haberlo llevado en todo el día. Lo más extraño es que tengo que pararme a pensar en su color exacto. Era marrón claro o un poco más oscuro. Me paro en seco. Esas sirenas otra vez. No consigo seguir andando. De alguna manera entiendo que tengo que darme la vuelta pero aun así me resisto cuanto puedo. Ahora siento que tengo que girarme y lo hago despacio, eso sí, me doy la vuelta con los ojos bien cerrados. No sé por qué,  pero no quiero hacerlo, no quiero mirar, pero mis ojos se abren solos, haciéndome comprender que no tengo elección.

Y ahí está, es una ambulancia. Sus luces azules encendidas ahora en silencio alumbran las muchas caras de la gente que se agolpa a su alrededor. Mis piernas me llevan cada vez más cerca del lugar dónde parece que ha habido un accidente. Los enfermeros, con sus guantes de látex, se afanan sobre el cuerpo inerte de una persona tirada sobre el asfalto. Pero lo que me deja con la boca abierta es lo que hay  a su lado. Me siento confusa pero no tengo miedo. Parece imposible, pero tengo que rendirme ante la evidencia. Lo que ahora pisa sin darse cuenta uno de los enfermeros con el talón de su bota...Es mi bolso... Y aunque hace sólo un momento, dudaba hasta de su color, ahora lo reconozco sin la menor duda. Pero como ha podido ir a para ahí? Me muevo entre las personas que están allí de pie, hasta acercarme todo lo posible al bolso. Estoy decidida a cogerlo y ya tiendo un brazo para alcanzarlo. Me mareo y todo son luces a mi alrededor, los sonidos  llegan a mí de repente como si lo hiciesen desde debajo del agua. Muchos destellos y cierro los párpados con fuerza.

¡Cómo me duele! Gimo y soy dolor, respiro y soy sólo dolor. Los enfermeros agachados sobre mí, me tranquilizan. Todo irá bien, me consuelan, El coche que me ha atropellado se ha dado a la fuga pero la policía acabará localizándolo, me dicen. Pobre chica, dicen los curiosos allí parados. Y yo sufro y el dolor es tan intenso, que siento que forma parte de mí, que nunca abandonará mi carne torturada. No puedo hablar aunque lo intento. Me gustaría explicarles a esos hombres que yo no tendría que estar allí, que duele demasiado. Quiero volver a sentir esa paz, solo deseo seguir paseando mientras siento que los miedos y las dudas ya no existen.

Me gustaría pedirles, aunque ahora no pueda, que me dejen morir otra vez.

 

FIN

 

 

De vuelta a casa

 

Cemento bajo mis pies, aunque los tenga llenos de barro. Llevo rato caminando, pero no sé de dónde vengo. Recuerdo mi coche, pienso en Cristina, sentada junto a mí. Nos reímos y ella me besa.

Un gruñido sale d mi garganta al recordar aquella moto roja volando hacia nosotros como un insecto loco. Sé que me dirijo hacia mi casa, porque reconozco los viejos sauces que llevan hacia ella. Ya estoy llegando, lo sé. ¡Un accidente! ¡Tuvimos un accidente! Pero... ¿dónde está Cristina? Miro a mi alrededor esperando encontrarla, tirada junto a nuestro coche,como la última vez que la vi.

Mi casa ya aparece ante mí, blanca y enorme, y comienzo a gritar mientras intento acelerar el paso. Debo de estar herido porque me cuesta andar, aunque la verdad es que no me duele nada. Grito de nuevo y mamá sale de casa. Ahí está, de pie en el porche. Pobre mamá, parece estar llorando Debe de haberle asustado mi aspecto.

—¡Mamá! ¡Llama a una ambulancia, a la policía! Hemos tenido un accidente y creo que Cristina sigue allí! —Mi voz no suena como debería, mis cuerdas vocales, como mi cuerpo, tampoco responden bien; creo que en vez de hablar, solo puede soltar sonidos ininteligibles.

Mamá se tapa la cara con las manos y llora desconsolada. Pero enseguida extiende sus brazos hacia mí, esperando que llegue hasta ella para abrazarme.

—¡Pobre hijo mío! Ven con tu mamá, ahora todo irá bien —dice con una sonrisa mojada de lágrimas. Ahora es papá quien sale por la puerta y se acerca a mamá. Desde donde estoy, no puedo escuchar lo que le dice, pero veo cómo la empuja, metiéndola en casa.

—¡Papá! —suplico gritar, pero sólo sale un extraño aullido de mi boca reseca. Ya estoy llegando... Y entonces veo el rifle. Papá lo levanta y me apunta, y mi madre intenta quitárselo, pero él la aparta de un manotazo.

—¡Ese no es tu hijo, mujer! Si dejas que se acerque más, acabará devorándote, como su novia hizo con sus padres, cuando la dejaron entrar el otro día!-Papá me apunta directamente a la cabeza, pero yo tan solo puedo pensar en llegar hasta mi madre.

¡Mamá, te quiero! Abrázame, por favor. Estoy tan cansado...Y tengo miedo. Y tú, mamá, hueles tan bien… desde aquí puedo oler tu carne. Tu olor es dulce como el vino caliente con canela, y yo, no quiero hacerte daño, te lo juro. Tan sólo déjame abrazarte, besarte y lamer tu dulce piel.

¡Tengo hambre, mamá! ¡Tanta hambre que no puedo pensar y tu olor me está volviendo loco!

—¡Aparta,  hijo de puta! ¡Tú no eres Alex! ¡No eres nuestro hijo! ¡Alex murió en aquel accidente! Tan sólo eres un monstruo putrefacto...

La brisa me vuelve a traer el olor de mi madre y grito de hambre,antes de ver cómo mi padre se coloca frente a mí y me encañona. Me da una fuerte patada en el pecho y cuando me tiene tirado en suelo, me escupe antes de disparar. 

 

FIN

 

 

 

   No te perderás

 

Yo vengo de otros tiempos. Esos que los jóvenes suelen nombrar como si hablasen de una tierra extraña. Y ahora tú, ya no estás, compañero de antaño, compañero de mi vida entera.

Tenía yo quince años cuando me hablabas despacio,sin apenas rozarme las manos,en aquel parque verde musgo. Tú no tenías más de diecisiete cuando me hablabas de amor , tan sólo con tu mirada callada.

Las callejuelas de nuestro pueblo carecían de farolas,privilegio de los barrios ricos y grandes ciudades. Pero cuando te dije que te amaba, también te prometí no dejar nunca que te perdieses entre las sombras de esas calles oscuras.

-El candil de mi cuarto estará siempre encendido cuando caiga la noche, y te servirá de faro entre estos caminos de tierra batida.-Susurré en tu oído. Y tú,como un barco de regreso a casa, atracabas frente a mi ventana, todas las noches, después de volver del trabajo,esperando frente a los postigos iluminados, a verme salir para mandarte un beso a través del aire.

Ay! mi viejo y eterno amor! En esta tierra extraña a la que llaman el "Ahora", me suelen llamar loca y aseguran que la razón huyó de mi hace tiempo asustada ,el día en que te enterraron no muy lejos de aquí, en el cementerio de los días grises.

Me llaman la chiflada del pelo blanco, la que está a la ventana asomada. Porque a cada anochecer, abro mis postigos y le tiro,como antaño, un beso al aire,para que desde la esquina de nuestra calle, tú lo atrapes con la mano. Estás ahí de pie y tan sólo yo puedo verte,verte como tu me ves, pidiéndote paciencia.

-Ya no falta mucho para que yo también cruce la orilla,para alcanzarte una vez más.-te consuelo- Pero hasta entonces te prometo dejar esta luz encendida, para que siempre encuentres el camino de regreso a casa. Podrás un día cruzar la puerta y subir estas escaleras para llevarme lejos de aquí. Mientras tanto, no tengas miedo a la oscuridad que nos rodea, porque nunca te perderás, mientras yo encienda esta luz, sabrás dónde encontrarme. Yo siempre estuve ahí y siempre lo estaré.

 

FIN

 

 

 

Noche de tormenta

 

-Todo esto es culpa tuya,así que deja de lloriquear y sigue corriendo!LLevas tantos años equivocado,que ahora,tal vez, aprendas algo,aunque sea en el último momento!Pero sigue! No pares de moverte,venga!

La chica estalla en una carcajada,al ver como el hombre trastabilla y casi cae de bruces en el barro espeso y frío.

-En realidad,tu primer error,fue cogerme aquel día de la mano para pedirme matrimonio...- Evocar aquel recuerdo, le hace ponerse enferma de rabia. Así que se levanta de golpe para increpar de nuevo al desgraciado,que sigue moviéndose, mientras no deja de mirar hacia un lado y otro con desesperación.

-Estás buscando ayuda! No te hagas ilusiones,porque nadie va a venir. Estamos solos,en medio de ninguna parte. Ningún ángel salvador va a acudir en tu ayuda,créeme. Sé de lo que hablo. Yo también esperaba una mano amiga, cuando el miedo y el dolor me destrozaban entera,con total impunidad. Cuando eras tú el que ...

Ella sacude la cabeza, para impedirse seguir pensando en todo aquello. No! No puede dejarse invadir por toda aquella pena! Este es su momento y nada lo va a estropear!Ahora levanta la cara y abre la boca para disfrutar del agua, que cae de el cielo oscuro.

-No te gusta la lluvia?-le pregunta al hombre,que la mira,deshecho y jadeante.- Yo la adoro! Y además ,ahora mismo resulta perfecta para lavar toda la mierda que llevas encima,aunque por desgracia, no logrará llevarse la que tienes acumulada dentro de ti - escupe,con desprecio, antes de preguntar con sorna- Te molestan las cadenas? Pues he tenido mucho cuidado al colocártelas. Puedes comprobar que no limitan tus movimientos,pero ni en sueños esperes poder escapar porque están muy bien aseguradas.

La mujer, se sienta, mientras los recuerdos se abalanzan sobre ella sin poder espantarlos de su mente febril. De verdad, este despojo,ahora suplicante,pensó que podría seguir pegandole durante el resto de su vida? De repente le entran ganas de reír de nuevo. Ella se encargará de restablecer su dignidad,esa que él se ha encargado de arrastrar por el forro de sus sucios pantalones de macho. Lentamente,pasa su lengua por el hueco que antes ocupaba el diente que el muy cabrón le había saltado de un puñetazo, durante una de aquellas habituales palizas. Ahora,ella se pone en pie ,como empujada por un resorte invisible y estira tan fuerte de las cadenas, que el hombre cae de nuevo en el fango.

-Levanta,perro! Quieres saber como has acabado aquí? Fuiste tú mismo el que me dio la idea hace ahora un par de años de esto.

-Puta desgraciada,muérete! Te tendría que partir un rayo! Al menos podría cobrar el seguro y tu puta existencia me serviría para algo!

Esas palabras no dejaron de resonar en mi cabeza durante todo este tiempo. Todos los golpes e insultos se volvieron música para mi, tan sólo pensando en como te traería hasta aquí para verte como estás ahora, corriendo desnudo bajo la lluvia, entre todos estos rayos que no dejan de caer.- La mujer vuelve a reír eufórica, mientras grita- Corre! Corre! Que ya a caído uno muy cerquita!Y por el seguro de vida,no te preocupes ya que lo tengo todo solucionado. Vas a tener la tumba más bonita del cementerio. Soy agradecida además de paciente,y tú me has dado la mejor idea que he tenido en toda mi vida. Y ahora sigue corriendo que ya falta menos para que te parta un rayo a ti, maldito hijo de puta!

 

FIN

 

 

                                       

 La pesca

 

Einar se lame los labios resecos y el sabor a sal impregna su lengua. Llevan días navegando y la travesía comienza a resultar tediosa incluso para unos navegantes tan curtidos como ellos. El mar es también el hogar del vikingo y la llamada de las olas se insinúa cada vez con más insistencia en sus corazones cuando llevan tiempo en tierra, hasta que vuelven a subirse a sus Drakars en busca de nuevos horizontes y gentes de acentos extraños a los que someter bajo el peso de sus espadas. Un chapoteo insistente trae a Einar de vuelta de sus ensoñaciones. Parece que por fin hay algo en la red  y ahora pugna por escapar. Los músculos de Einar se tensan bajo el peso de la criatura marina que les servirá de cena esa noche. Cuando al fin logra sacar el pesado fardo del agua, una piel del mismo color  lechoso que la espuma marina asoma fuera del agua y Einar escupe maldiciones ve aparecer ante sus enrojecidos ojos los pechos de una sirena. La criatura sacude su escamosa cola, intentando zafarse de su captor y la pelliza que protege el cuerpo de Einar del frio absorbe el líquido salado, calándolo hasta los huesos.

-¡Kodran!- grita llamando a su compañero que acude rápidamente en su ayuda.

- ¡Málditos bichos marinos! Se queja el otro vikingo mientras intenta liberar a la cada vez más furiosa sirena. En par de movimientos rápidos y ágiles logra liberar a la mujer pez que antes de alejarse nadando les mira con sus ojos de criatura ancestral y emite un grito tan agudo que los hombres de la embarcación se tienen que tapar los oídos para que estos no revienten allí mismo.

La bruma vuelve a cercar al drakar poco a poco, envolviéndolo con su manto silencioso y  Einar vuelva a echar la red al agua esperando esta vez que la próxima captura les pueda servir para llenarse el estómago.  Cualquier regalo que Odin les quiera ofrecer para alimentarse será bienvenido. Lo que sea, menos una sirena como la que acaban de soltar y es que todo buen  vikingo sabe que comer carne de sirena trae mala suerte.

 

FIN

 

 

Presentación oficial de Cianuro y Chocolate en Barcelona, Madrid y Terassa.

Más información en  Noticias & Eventos.

 

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